Si te han diagnosticado SIBO, seguro que te han hablado de la dieta como parte del tratamiento. Y es normal que surjan dudas: ¿Qué puedo comer? ¿Qué alimentos me harán sentir peor? ¿Es una dieta para toda la vida?

El SIBO es un problema digestivo que puede causar hinchazón, gases y molestias tras las comidas, y lo que comes influye directamente en cómo te sientes. Pero aquí es donde hay que tener cuidado: en internet hay mucha información y no siempre es fiable. Seguir una dieta muy restrictiva sin supervisión puede hacer más mal que bien.

En este artículo te explicamos qué es el SIBO, cómo afecta a la alimentación y qué papel juega la dieta en el tratamiento.

¿Qué es el SIBO?

El SIBO (Small Intestine Bacterial Overgrowth) es un sobrecrecimiento anormal de bacterias en el intestino delgado. A diferencia del colon, donde la microbiota es abundante y cumple funciones importantes, el intestino delgado debería tener una cantidad mucho menor de bacterias.

Cuando estas bacterias proliferan donde no deberían, comienzan a fermentar los alimentos antes de lo debido, produciendo gases y sustancias que irritan la mucosa intestinal.

Las causas del SIBO pueden ser diversas, desde alteraciones en la motilidad intestinal hasta cirugías previas, uso prolongado de antibióticos o enfermedades como el síndrome del intestino irritable. Además, no todos los casos de SIBO son iguales: existen distintos tipos según los gases que producen las bacterias involucradas, lo que puede influir en los síntomas y el tratamiento más adecuado.

Síntomas del SIBO

Los síntomas del SIBO pueden variar de una persona a otra, pero en general, podemos hablar de algunos de los signos más habituales:

  • Hinchazón y distensión abdominal, esa sensación de tener el vientre inflado, incluso después de comer poca cantidad.
  • Gases y flatulencias, a menudo con mal olor, porque las bacterias fermentan los alimentos antes de lo debido.
  • Alteraciones en el tránsito intestinal, que pueden ir desde diarrea hasta estreñimiento, dependiendo del tipo de SIBO.
  • Dolor o molestias en el abdomen, que pueden aparecer después de comer o de forma intermitente durante el día.
  • Malabsorción de nutrientes, lo que puede llevar a déficits de vitamina B12, hierro o calcio, causando fatiga, debilidad o incluso anemia en algunos casos.
  • Pérdida de peso involuntaria, en personas con SIBO severo o que evitan comer por miedo a los síntomas.

Recuerda que el SIBO no es el único problema digestivo que puede causar estas molestias, por lo que un buen diagnóstico es clave antes de hacer cambios en la alimentación o el tratamiento.

¿Cómo afecta el SIBO a la dieta?

Si tienes SIBO, es probable que hayas notado que algunos alimentos te sientan peor que otros. Esto se debe a que el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado afecta la forma en que se digieren y absorben los nutrientes.

El problema principal es que estas bacterias fermentan los carbohidratos antes de lo debido, produciendo gases y sustancias que pueden dañar la mucosa intestinal. Esto no solo provoca síntomas digestivos, sino que también puede interferir en la absorción de vitaminas y minerales esenciales.

No todas las personas con SIBO reaccionan igual a los mismos alimentos, y forzar una dieta excesivamente restrictiva sin supervisión puede llevar a carencias nutricionales o incluso empeorar el problema.

Por eso, la alimentación debe ser personalizada, teniendo en cuenta:

  • El tipo de SIBO (hidrógeno, metano o sulfuro de hidrógeno).
  • El estado del sistema digestivo, si hay inflamación, intolerancias o déficits de enzimas digestivas.
  • Las necesidades y tolerancias individuales, ya que no todos los pacientes reaccionan igual a los mismos alimentos.

Dieta baja en FODMAPs: Como puede ayudar a personas con SIBO

Cuando se habla de alimentación para el SIBO, la dieta baja en FODMAPs suele ser una de las estrategias más recomendadas. Su objetivo principal es reducir la ingesta de ciertos carbohidratos fermentables que pueden alimentar a las bacterias del intestino delgado y agravar los síntomas.

¿Qué son los FODMAPs?

Los FODMAPs son un grupo de carbohidratos de cadena corta que algunas personas tienen dificultades para absorber en el intestino delgado. Cuando esto ocurre, las bacterias los fermentan antes de lo debido, lo que provoca gases, hinchazón, dolor abdominal y alteraciones en el tránsito intestinal.

Este grupo de compuestos incluye:

  • Oligosacáridos: Presentes en alimentos como el trigo, la cebolla, el ajo y las legumbres.
  • Disacáridos: Como la lactosa, que se encuentra en la leche y en algunos productos lácteos frescos.
  • Monosacáridos: Como la fructosa, abundante en frutas como la manzana, la pera y la miel.
  • Polialcoholes: Edulcorantes como el sorbitol o el manitol, presentes en chicles sin azúcar y algunas frutas como las cerezas y los melocotones.

¿Cómo ayuda la dieta baja en FODMAPs en el SIBO?

Reducir el consumo de estos carbohidratos puede ayudar a controlar los síntomas del SIBO, ya que limita el sustrato disponible para la fermentación bacteriana en el intestino delgado. Entre los principales beneficios de esta dieta están:

  • Disminución de la producción de gases y reducción de la hinchazón abdominal.
  • Alivio de la sensación de pesadez y malestar digestivo tras las comidas.
  • Mejora del tránsito intestinal, tanto en casos de diarrea como de estreñimiento.

Sin embargo, es importante aclarar que la dieta baja en FODMAPs no es una cura para el SIBO. Se trata de una estrategia para mejorar la calidad de vida mientras se sigue el tratamiento adecuado, que puede incluir antibióticos, fitoterapia o probióticos, según cada caso.

¿Es una dieta para siempre?

No, la dieta baja en FODMAPs no debe mantenerse a largo plazo, ya que podría afectar el equilibrio de la microbiota intestinal y provocar deficiencias nutricionales. Por eso, su aplicación se divide en tres fases:

  1. Fase de eliminación (2 a 6 semanas): Se eliminan los alimentos con alto contenido en FODMAPs para reducir los síntomas.
  2. Fase de reintroducción (6 a 8 semanas): Se van reincorporando progresivamente algunos alimentos para evaluar la tolerancia individual.
  3. Fase de personalización: Se ajusta la dieta para evitar solo aquellos alimentos que realmente causan molestias, manteniendo una alimentación variada y equilibrada.

Dado que cada persona reacciona de manera diferente a los FODMAPs, esta dieta debe ser supervisada por un profesional de la salud, quien guiará la reintroducción de alimentos y evitará restricciones innecesarias.

Alimentos permitidos y prohibidos para el SIBO

La alimentación es un pilar clave en el tratamiento del SIBO, pero no existe una lista universal de alimentos “buenos” o “malos”. Cada persona tiene un nivel de tolerancia diferente, por lo que es importante adaptar la dieta a cada caso. Sin embargo, sí hay ciertos grupos de alimentos que suelen desencadenar síntomas con más frecuencia y otros que, en general, se toleran mejor.

Alimentos permitidos y prohibidos en dieta SIBO

Si tienes SIBO o has tenido síntomas recientemente, no dudes en contactarnos.

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